En pleno siglo XXI, continúa el goteo constante de mujeres que son violentadas, atacadas y asesinadas por el mero hecho de ser mujeres. A nivel más global, prácticas como los matrimonios forzosos de niñas, la Mutilación Genital Femenina, los abortos selectivos y la trata con fines de explotación, por poner algunos ejemplos, continúan afectando a millones de niñas y mujeres, erigiéndose como un antes y un después en sus vidas.

En nuestro país continuamos echándonos las manos a la cabeza por las decenas de mujeres que mueren cada año a manos de sus parejas o ex parejas; por todas aquellas que son abusadas y violadas, de las cuales, muchas no se atreven si quiera a contar lo que les ha pasado por vergüenza; por esas mujeres que siguen siendo invisibles y no tomadas en cuenta en sus puestos de trabajo, reclamando cada vez más alto el sitio que merecen en la sociedad.

Una violencia que se origina en lo más básico: la falta de igualdad real entre hombres y mujeres. A pesar de eso, seguimos centrando el proceso en erradicar la violencia a base de castigos y penas, que es muy necesario, pero parece que olvidamos algo muy importante: cambiar mentalidades y generar un pensamiento crítico ante esa desigualdad.

Por todo esto y mucho más, los educadores/as, padres, madres y sociedad en general tenemos un importante reto delante nuestro de cara a las futuras generaciones: educar en igualdad. Pero, ¿cómo vamos a conseguir cambiar lo que llevamos siglos repitiendo? ¿Es posible que hombres y mujeres podamos ser educados como seres iguales en derechos y oportunidades?

Es posible, sólo necesitamos educación para hacer de éste un mundo más equitativo y paritario; con más hombres y mujeres que luchen por los derechos de todos y todas, por la igualdad de género y por la igualdad en general. Despacito, seguro – todos los procesos educativos que conllevan cambios estructurales son muy lentos – pero sin pausa, porque entre todos y todas podemos hacerlo. Aunque, en ocasiones, parezca luchar contra los elementos, podemos criar niños y niñas feministas, con todo lo que esta palabra conlleva en lo referente a la lucha social por la igualdad de género. Porque ganamos todos/as cuando nos quitamos prejuicios y estereotipos de encima, que nos impiden crecer y desarrollar todo nuestro potencial.

Queremos compartir con vosotros/as un artículo de The New York Times que, en su momento, nos encantó y que habla de todo lo que hemos avanzado en la educación de las niñas y lo estancados que nos encontramos con la de los niños. Una serie de consejos que, como dice la autora Claire Cain Miller, ”tienen aplicaciones amplias: están dirigidos a cualquiera que quiera criar niños amables, seguros y libres para perseguir sus sueños”
Cómo criar un hijo feminista
 

 

La educación es el reto que, desde su origen, asumió Wanawake Mujer, educar en valores asociados a la convivencia y, sobre todo, educar en igualdad a la sociedad en general, pero especialmente a los/as menores, desde edades tempranas, intentando confeccionar materiales que se adapten a su desarrollo y necesidades. Para ello, una de nuestras estrategias principales es utilizar el deporte como herramienta educativa para favorecer la igualdad de género y luchar contra todas las formas de violencia ejercidas hacia las mujeres.

De ahí que nuestra participación en el circuito de la Carrera de la Mujer cobre especial relevancia, ya que estamos hablando de deporte, género y solidaridad.

En esa línea, queremos presentaros algunos de los materiales que hemos editado de la mano de la Carrera de la Mujer, asociados a la campaña #MasQueUnaMuñeca que, gracias a las Ferias SportWoman y a la difusión en redes sociales, está llegando a cientos de miles de personas.

Dos materiales que creemos importantes para educar en igualdad y que esperamos que disfrutéis con ellos tantísimo como lo hemos hecho nosotras confeccionándolos:
 

Los cuentos de las madrinas del proyecto. Mujeres que han sido enormes en sus disciplinas deportivas y en sus vidas en general. Queremos que las conozcáis porque es primordial que vuestros niños y niñas (y los mayores también) crezcan con estos referentes femeninos, como prueba de que todo es posible con esfuerzo y superación. Cada una de ellas ha amadrinado una de nuestras muñecas. Os presentamos a:

Gema Hassen-Bey (luchadora de esgrima)
Amaya Valdemoro (jugadora de baloncesto)
Selina Moreno (nadadora de ultrafondo)
Rosa Fernández (alpinista)

 

– PaperToy, un juguete de papel para jugar en familia y educar en igualdad. Podéis conseguirlo en todas las ferias de la mujer y, en breve, en nuestra tienda on line. Mónica os cuenta todo sobre esta maravillosa herramienta.

 

Continuemos creyendo que todo es posible, que podemos llegar a ser tratados igual y, sobre todo, que podremos llegar a tener las mismas oportunidades, independientemente de nuestro sexo.

 

 
 

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