RETO CONSEGUIDO
Participar en la Gaes Pilgrim Race ha sido un duro reto deportivo para alguien como yo que monta en bici, pero que no es ciclista. Pero en este evento ha habido un componente que ha supuesto un desafío mucho mayor: demostrar que las mujeres estamos ahí, que podemos lograr superar grandes obstáculos y que «somos visibles».
600km. en 7 etapas, con jornadas de más de 100km y desniveles de subida de más de 2300m, no han evitado que más de 50 chicas nos unamos para pedalear en un mismo equipo. Y lo hemos superado, vaya que si lo hemos superado.
Ha habido momentos de soledad en el camino, días de calor intenso , subidas durísimas a puertos de montaña, bajadas muy técnicas con piedras sueltas y velocidad, caminos con baches y muchas irregularidades, averías técnicas de la bicicleta, días de cansancio con los kilómetros acumulados, caídas, dolor, lesiones.
Pero siempre ha habido alguien, hombres y mujeres, que de alguna manera me han empujado a seguir pedaleando. Y es que está claro, que juntos llegamos mucho más lejos, en la Gaes Pilgrim Race, en el deporte y en la vida en general.
Por eso, desde el equipo de mujeres, además de pedalear, hemos tratado de convencer a la sociedad de que tenemos un gran obstáculo que nos atañe a todos/as. Necesitamos hombres y mujeres feministas, o lo que es lo mismo, personas que luchen por una igualdad real y por una sociedad en la que el hecho de ser hombre o mujer no marque la diferencia. Porque hemos avanzado, sí, pero necesitamos seguir haciéndolo para superar muchos retos.
Esos retos que hemos querido destacar con la colaboración de mujeres que se han unido a nuestra campaña #RodandoConMauaHaciaLaIgualdad. Mujeres y flores que han hablado de más mujeres y de los obstáculos a los que nos enfrentamos cada día:
– Conciliación laboral y familiar: una asignatura pendiente que actualmente se encuentra en pleno debate. ¿Conseguiremos esa corresponsabilidad que tanto necesitamos todos y todas en los cuidados?
– Amor romántico, que perpetúa unas relaciones de pareja poco equitativas, en el que el papel de la mujer sigue siendo pasivo y que nos deja en una situación de desventaja dentro de la pareja.
– Micromachismos, que continúan en nuestra vida cotidiana y que parece que no importan, pero siguen marcando una enorme diferencia entre los hombres y las mujeres.
– Techo de cristal, por el que seguimos sin ocupar cargos de responsabilidad y decisión en el ámbito laboral y público.
– Invisibilidad: algún día se verá y valorará nuestro trabajo. Algún día, en las escuelas se estudiarán mujeres enormes que han sido referencia para muchos y muchas de nosotros/as.
– Dificultad en el acceso a la educación, esa herramienta poderosa que permite a las niñas decidir sobre sus propias vidas.
– Violencia de género, como expresión máxima de esa desigualdad entre hombres y mujeres. Se da de muchas formas y deberíamos combatirla desde sus raíces, pensando que todos y todas somos iguales en derecho y oportunidades.
– Acoso y violencia sexual, como una forma de ejercer la violencia hacia las mujeres. Una de las más comunes, por desgracia, hasta que entendamos que “No es no” (Y ausencia de SÍ es No, también)
– Mutilación Genital Femenina, como ejemplo de violencia a la que se ven expuestas las mujeres en forma de prácticas culturales asumidas y aceptadas por toda la comunidad.
Y cerramos, esta campaña de MAUA, con un alegato a la necesidad de luchar por la igualdad; de que existan hombres y mujeres feministas que griten bien alto que todos y todas, independientemente de nuestro sexo, tenemos el derecho a ser tratados igual.
Gracias Mar Ortíz, Yolanda Vázquez, Conchita Gasso, Ana Guijarro, Natalia Álvarez, Eva Giménez, Filomena Gomes, Lorena Isasi, Mar Hernández Plana, Edurne Pasabán, Rosa Fernández, Loreto Sánchez, María José Iglesias, Mónica Gutierrez y Silvia González. Todas y cada una de vosotras no habéis dudado en darle protagonismo a nuestras Mauas, a pesar de todas las historias personales que tenéis para contar. Eso dice mucho de un equipo que se ha caracterizado por la generosidad, la solidaridad y la sororidad.
GRACIAS CON MAYÚSCULA por ponerle voz a todos estos retos deportivos para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres. Muchas gracias por llevar las Mauas, o Flores, que representan y dan voz a esas mujeres que han sufrido las prácticas más radicales de la violencia de género (mutilación genital femenina, matrimonio forzoso de niñas y trata de mujeres con fines de explotación). Gracias por visibilizar, ya formáis parte de la solución, ya sois parte del cambio.
Gracias a los patrocinadores de la Gaes Pilgrim Race, a Universo Mujer del Consejo Superior de deportes y a la organización Zertior por hacerlo posible.
¡VAMOS RODANDO JUNTAS Y JUNTOS CON MAUA HACIA LA IGUALDAD! ¡LO CONSEGUIREMOS!
Álbum de Fotos
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