¿Qué se nos viene a la cabeza cuando escuchamos hablar de sexo y género?

Habitualmente se dice que el género tiene que ver con lo cultural y social mientras que el sexo pertenece a algo más biológico; pero probablemente esto sea simplificar demasiado. Existen otros muchos conceptos relacionados con la forma que tenemos de vivirnos y expresarnos, con la identidad que nos formamos como individuos, y estas son cuestiones algo más complejas. Desde que somos pequeños y pequeñas recibimos miles de mensajes de los medios de comunicación de lo que implica ser hombre o ser mujer, pero suelen ser concepciones muy estereotipadas y a menudo poco realistas o poco sanas. Por ello, resulta importante trabajar desde edades tempranas con niños y niñas con el objetivo de aportar herramientas para el autoconocimiento y una vivencia positiva de sí mismos y sus relaciones con los demás, desde la aceptación de la diversidad como base.

El sexo se ha venido relacionando con el cuerpo, con aquellas características que nos diferencian como hombres y mujeres, hablando en términos binaristas. Pero la realidad es algo más compleja y es preferible hablar de un continuo de los sexos en el que no todo, más bien prácticamente nada, es blanco o negro. Así, podemos hablar de intersexualidades para referirnos a aquellas variaciones en las características sexuales o vivencias que se encuentran en algún punto entre los extremos del continuo hombre-mujer. Hablando en términos generales, el hecho de ser hombres, mujeres o personas intersexuales es el resultado de los procesos de sexuación que se dan en el útero durante el embarazo, que suponen la construcción del futuro individuo a niveles genéticos, gonadales, genitales y cerebrales, mediante la acción de una serie de procesos biológicos y hormonales.

Como continuación de lo anterior, la identidad sexual hace referencia al hecho de sentirse hombre, mujer o persona no binaria: el sexo sentido, la vivencia subjetiva. Cuando una persona se siente hombre o mujer y esta vivencia coincide con el sexo que se le asignó al nacer, se habla de personas cisexuales. Cuando una persona no se siente del sexo que se le asignó al nacer, se habla de personas transexuales, que pueden identificarse como hombres, mujeres o personas no binarias. La orientación sexual, por su parte, representa hacia qué personas sentimos atracción atendiendo a su sexo o género. Así, se utiliza la palabra heterosexual para describir a personas que se sienten atraídas por personas del género contrario al suyo; homosexual para personas que sienten atracción por su mismo género; bisexual para personas que sienten atracción tanto hacia su propio género como hacia otros, incluyendo géneros no binarios; asexual para personas que no sienten atracción hacia ninguno de los géneros… y existen otras muchas palabras para describir otras orientaciones o matices dentro de las mismas.

 

Moviéndonos a lo que habitualmente se considera la parte más social o cultural del asunto, ninguna vivencia puede escapar al prisma del género. El género se refiere al conjunto de características que una sociedad atribuye a hombres y mujeres. La Organización Mundial de la Salud define el género como «los roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres». A partir de estas características o normas atribuidas culturalmente se crea un sistema de relaciones entre hombres y mujeres. Un sistema desigual, cabría añadir, dado que en la mayoría de culturas se le atribuye mayor valor o privilegio al género masculino sobre el femenino. Aunque según la Organización Mundial de la Salud, la cuestión del género es algo que varía de unas sociedades a otras y puede verse sometida a cambios con el tiempo.

A partir de esta construcción se derivan conceptos como el de los roles de género, que harían referencia al conjunto de normas sociales en cuanto a los comportamientos, funciones y responsabilidades que una sociedad considera apropiados para hombres y mujeres. Así, en los roles tradicionales se ha venido asociando el poder y el liderazgo a los hombres y las tareas domésticas y de cuidado a las mujeres, siendo éste tan solo un ejemplo la desigualdad en el sistema sexo-género.

Y en cuanto a la exteriorización de todo esto, la expresión de género sería la forma en la que manifestamos nuestra identidad y vivencia a través de la ropa y apariencia, el lenguaje y el comportamiento, entre otras cosas. Esta expresión puede ser masculina, femenina o andrógina y se encuentra influenciada por nuestra personalidad y gustos subjetivos, así como por lo que espera la sociedad de nosotros en función de nuestro género asignado.

En la sociedad y cultura en la que vivimos «la norma» es ser personas cisexuales, heterosexuales y cuyo comportamiento se ajusta a los roles y expresión de género asignadas. Sin embargo, la realidad es infinitamente más diversa y la norma termina siendo un espejismo. Por esto, resulta de vital importancia educar desde edades tempranas en la existencia de dichas diversidades, así como en la igualdad de género, que según la Organización Mundial de la Salud hace referencia a la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en el acceso a recursos sociales, económicos y políticos, incluyendo estar bajo la protección de la ley, como por ejemplo en cuestiones relativas al servicio de salud, educación y derechos de voto. Empezar a trabajar estos temas lo antes posible con niños y niñas será positivo para su autoconocimiento, autoaceptación y autoestima, promoviendo asimismo la aceptación y el respeto por la diversidad en las identidades y expresiones de género de otras personas y fomentando el buen trato entre iguales.

Para este fin, proponemos una actividad que puede resultar útil para trabajar algunos contenidos relativos al sexo y el género con los últimos ciclos de primaria. Tal y como está planteada, la actividad se centra principalmente en cuestiones relativas a los roles sexuales o de género. No obstante, esta actividad puede dar pie a tratar diversos temas ligados al sexo y el género, como la importancia de la igualdad de trato y derechos o las identidades y orientaciones sexuales, por poner algunos ejemplos. Por tanto, haciendo las modificaciones pertinentes, siempre atendiendo a las diferentes necesidades según las edades y los grupos, esta actividad podría ser adaptable para los diferentes ciclos educativos.

Descargar PDF con actividad «Lolo y Lola»

 

 

María de Elena Amor,
Psicóloga General Sanitaria y Sexóloga
Afines Sexología
Lasexologia.com

 

Referencias:

WHO (2013). «What do we mean by «sex» and «gender»?»Gender, women and health.

Parra Abaúnza, N., (2018). Sexualidad. Cuerpos, identidades y orientaciones. Colección de guías sobre Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres jóvenes. Instituto Canario de Igualdad.

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share This